Quedan ya pocos supervivientes de aquella pandemia de gripe española que asoló el mundo hace 100 años, dejando más de 50.000.000 de muertos. Nada tenía que ver aquella sociedad con la actual. Para los contemporáneos de aquel entonces (igual que para muchos de los que vivimos hoy en día), sería cosa de brujería ver que los teléfonos no tienen cables, que se puede elegir qué queremos ver en televisión o que se pueda ver y hablar con cualquier persona en cualquier parte del mundo a tiempo real.

Fuente: La Voz de Galicia

Fuente: El País
Nada tiene que ver tampoco la forma de vida, ni la capacidad de adaptación si lo comparamos con lo que es posible hacer ahora. La sanidad, los medios de información y comunicación, las medidas de protección e higiene, las investigaciones… No era posible teletrabajar masivamente, ni que los alumnos pudieran continuar el ritmo del curso, ni de poder estar al corriente de aquello que sucedía fuera de sus casas o de su localidad. Los cambios y avances del último siglo han conseguido reducir el número de víctimas.
Sin embargo, durante los últimos meses nuestro estilo de vida se ha visto afectado. No sólo en el terreno personal, en nuestra rutina diaria o en la forma de relacionarnos. Hemos llegado a un punto en el que la capacidad de creatividad y de reinvención se ha convertido en un aspecto vital para la supervivencia de las empresas y de los autónomos. Así pues, herramientas como Internet se han convertido en piedras angulares a través de las cuales poder acercar personas, trabajadores y clientes. La capacidad de reacción se ha convertido en un pilar básico que ha determinado poder seguir en la brecha.

Fuente: Perú21
No hay que fijarse sólo en lo que se ha hecho o se ha conseguido hasta ahora (que ya es mucho), sino en la previsión de cara al futuro. Una vez que las pequeñas y medianas empresas y los autónomos han conseguido abrir nuevas vías de negocio para poder mantenerse, deben continuar atentos a las circunstancias cambiantes para adaptarse a aquello a lo que tengamos que hacer frente. Nadie sabe qué nos deparará el futuro. No se puede prever si las características del nuevo mundo en el que estamos dando nuestros primeros pasos se convertirán en definitivas, si todo volverá a ser como era hace unos meses o si una nueva realidad hará que nos veamos obligados a evolucionar de nuevo hacia una situación desconocida.
Tal y como reza el dicho “renovarse o morir”, es de los momentos de crisis de los que se puede salir más reforzado. Ya explicaba Darwin en el siglo XIX aquello de la selección natural y la evolución de las especies, teoría que se puede extrapolar al ámbito empresarial. Sólo aquellos con la plasticidad, recursos y capacidad de adaptación suficientes conseguirán sobrevivir a los momentos más duros. En Noname no estamos dispuestos a quedarnos por el camino, por lo que estamos trabajando constantemente para incorporar innovaciones y superar obstáculos que nos permitan seguir luchando por nuestro objetivo: el aprendizaje a través de la diversión.